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Nuestro País –y particularmente nuestra región- tiene una vasta experiencia en derrumbes y demoliciones. Gran parte de las construcciones penquistas de comienzos del siglo XX ha sucumbido con los terremotos acontecidos en 1939 y 1960, o terminando de desmoronarse recientemente en el megasismo del 27 de febrero de 2010. Por su parte, las construcciones que han logrado permanecer en pie se encuentran en constante riesgo de ser demolidas, debido a la alta demanda inmobiliaria que existe en Concepción, aún cuando ciertamente el último sismo ha vuelto a poner en la memoria la fragilidad de nuestro suelo y el peligro de construir en altura.

Si bien existen archivos pertenecientes a universidades, museos y otras instituciones que se han preocupado de documentar y conservar la historia arquitectónica de Concepción, estos se refieren principalmente a obras monumentales, tales como iglesias, edificios gubernamentales, liceos, teatros, etcétera. Pero escasamente consideran registros que nos permitan conocer construcciones de menos escala en cuanto su funcionalidad y proporción. Con esto nos referimos a las viviendas o edificios habitacionales que se ubican principalmente en el casco viejo de la ciudad.

De las edificaciones de inicios del siglo XX que todavía se conservan, la mayoría han sido habitadas por generaciones de una misma familia, que seguramente por apego a la tradición, a la vida de barrio y por su buena calidad, han mantenido su estructura original. En estas viviendas hay un espacio situado entre la puerta de calle y la puerta exterior, llamado porche o zaguán, el cual, en la mayoría de los casos, se encuentra recubierto de baldosas decorativas de variados diseños que en sus 20x20 centímetros nos conectan con una época, con un modo de vida que este proyecto ha querido hacer visible. [Texto “Un sitio de Interés” de Óscar Concha]

Esta publicación cuenta con textos del artista visual Edgardo Neira y de los arquitectos Mauricio Pezo y Gonzalo Cerda.